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Se considera literatura del Antiguo Egipto a los textos escritos en lengua egipcia desde el período faraónico del Antiguo Egipto hasta el final de la dominación romana del país. Representa el corpus más antiguo de la literatura egipcia y, junto con la literatura sumeria, se considera la literatura más antigua del mundo.[2]
La escritura en el antiguo Egipto, tanto jeroglífica como hierática, se remonta a finales del cuarto milenio a. C. durante el período tardío del Egipto predinástico. En el Imperio Antiguo (siglos XXVI a XXII a. C.) las obras literarias consistían en textos funerarios, epístolas y cartas, himnos y poemas y textos autobiográficos conmemorativos que relataban la trayectoria de altos funcionarios administrativos. Hasta principios del Imperio Medio (siglos XXI a XVII a. C.) no surgió una literatura narrativa egipcia, que supuso una «revolución mediática» que, según el egiptólogo y académico británico Richard B. Parkinson, fue el resultado de la aparición de una clase intelectual de escribas, de una nueva sensibilidad cultural sobre la individualidad, de unos niveles de alfabetización sin precedentes y un mayor acceso al material escrito.[3] Sin embargo es probable que la tasa de alfabetización general fuera inferior al uno por ciento de la población total, por lo que la creación literaria estaba reservada a la élite social, monopolizada por una clase de escribanos vinculados a las oficinas del gobierno y a la corte real del faraón reinante, aunque no existe un consenso pleno entre los eruditos modernos en cuanto a la dependencia de la antigua literatura egipcio del orden sociopolítico de las cortes reales.
El egipcio medio, la lengua hablada del Imperio Medio, se convirtió en un idioma clásico durante el Imperio Nuevo (siglos XVI a XI a. C.) cuando apareció por primera vez por escrito la lengua vernácula conocida como egipcio tardío. Los escribas del Imperio Nuevo canonizaron y copiaron muchos textos literarios escritos en egipcio medio, que seguía siendo el idioma utilizado para las lecturas orales de los textos jeroglíficos sagrados. Algunos géneros de la literatura del Reino Medio, como las sebayt o «enseñanzas» y los relatos de ficción, seguían siendo populares durante el Imperio Nuevo, aunque el género de los textos proféticos no resurgió hasta el período ptolemaico (siglos IV a I a. C.). Entre los relatos más populares están la Historia de Sinuhé y la Historia del campesino elocuente y entre las enseñanzas más significativas están las Instrucciones de Amenemhat y La enseñanza de la lealtad. Durante el Imperio Nuevo la escritura de grafitos conmemorativos en los templos sagrados y en las paredes de las tumbas llegó a convertirse en un género literario en sí mismo, aunque empleaba expresiones similares a las de otros géneros. El reconocimiento de la autoría legítima solo era importante en unos pocos géneros y en los textos de «enseñanzas» generalmente se utilizaban seudónimos y se atribuían de forma engañosa a destacadas figuras históricas.
La literatura del Antiguo Egipto se ha conservado en una gran diversidad de soportes, como hojas y rollos de papiro, ostracones de piedra caliza o cerámica, tablillas de madera, edificios de piedra monumentales y sarcófagos. Se han descubierto depósitos escondidos con material literario, enterrados durante miles de años, en asentamientos situados en los márgenes secos del desierto de la civilización egipcia. Sin embargo, los textos desenterrados por los arqueólogos modernos que se conservan representan solo una pequeña parte del material literario del antiguo Egipto. La región que se extiende por la llanura aluvial de la crecida del Nilo está poco representada porque el entorno húmedo no es adecuado para la conservación de las inscripciones en papiros y la tinta.